La cutícula es la capa más externa del cabello y actúa como su escudo natural. Está formada por células transparentes superpuestas, similares a escamas, que protegen las capas internas de la fibra capilar. Cuando la cutícula se mantiene cerrada, el cabello luce suave, brillante y fuerte; pero cuando se abre, se vuelve opaco, reseco y propenso al frizz.
Por qué se daña la cutícula capilar
El calor excesivo, los productos químicos, la exposición al sol y el cepillado brusco son los principales factores que alteran la estructura de la cutícula. Los tintes, las planchas y el uso constante de secadores con altas temperaturas levantan las escamas del cabello, haciendo que pierda su humedad natural.
Además, los champús con sulfatos y el contacto con el cloro o el agua salada pueden resecar la fibra capilar, dejando la cutícula más vulnerable.
Malos hábitos que deben evitarse
- Lavar el cabello con agua muy caliente.
- Usar herramientas de calor sin protector térmico.
- Cepillar el cabello cuando está mojado.
- Frotar el cabello con toallas ásperas o de algodón.
- Dormir sobre fundas de almohada de algodón, que provocan fricción y resequedad.
Buenos hábitos para cuidar y sellar la cutícula
- Enjuagar con agua fría: ayuda a cerrar la cutícula, aportando suavidad y brillo.
- Usar productos con pH ácido: acondicionadores o mascarillas equilibradas sellan las escamas capilares.
- Aplicar aceites o sérums antifrizz: crean una barrera protectora que retiene la humedad.
- Proteger del calor: antes del secado o planchado, usar un protector térmico.
- Dormir con fundas de seda o satén: evitan la fricción y conservan la hidratación.
- Cortar las puntas regularmente: cada seis u ocho semanas para prevenir el quiebre y mantener la salud del cabello.
Tratamientos y productos recomendados
Para mantener la cutícula sellada, los expertos recomiendan incluir en la rutina capilar ingredientes como:
- Siliconas y polímeros: forman una capa protectora que evita la pérdida de humedad.
- Glicerina y pantenol: hidratan y fortalecen la fibra capilar.
- Proteínas como la queratina: reparan y suavizan las áreas dañadas.
Los protectores térmicos, los aceites capilares de argán o coco y las mascarillas nutritivas son aliados esenciales para lograr un cabello saludable.
Opciones naturales para sellar la cutícula
- Vinagre de manzana: mezclado con agua, equilibra el pH y sella las escamas del cabello.
- Aceites naturales (argán, coco u oliva): nutren y aportan brillo, especialmente en cabellos secos o porosos.
- Mascarillas caseras: como la combinación de huevo y miel o yogurt con miel, que fortalecen e hidratan la fibra capilar.
- Agua de arroz: rica en proteínas y aminoácidos, ayuda a reparar la cutícula cuando se usa de forma moderada.
Cuidado según el clima
- En climas cálidos (como Guayaquil):
- Evita la exposición prolongada al sol.
- Usa sombreros o pañuelos para proteger el cabello.
- Opta por productos livianos y antifrizz para mantener la hidratación sin apelmazar.
- Prefiere peinados recogidos o trenzas para reducir la fricción.
- En climas fríos (como Quito):
- No salgas con el cabello mojado, ya que el frío puede quebrarlo.
- Usa gorros forrados en seda o satén para evitar el roce.
- Incorpora aceites nutritivos y tratamientos sellantes para contrarrestar la resequedad ambiental.
- Utiliza humidificadores en casa para mantener la humedad del aire y prevenir el cabello quebradizo.
Un cabello que refleja cuidado y salud
Un cabello con la cutícula bien sellada refleja vitalidad, brillo y fortaleza. Mantener hábitos saludables, hidratar con frecuencia y proteger la fibra capilar del calor y el clima no solo previene el frizz, sino que también prolonga la belleza del cabello.
Los cortes regulares, la hidratación profunda y el uso de productos sellantes adecuados son esenciales para conservar una melena fuerte, nutrida y libre de daños. Cuidar la cutícula hoy es la mejor inversión para un cabello radiante mañana.
Fuente: Colaboración de Mishelle Tivan, Maestra Artesanal de Belleza.