Cada 24 de mayo, el Ecuador recuerda con orgullo una de las gestas más trascendentales de su historia: la Batalla de Pichincha. Este episodio marcó un antes y un después en la lucha por la libertad de Sudamérica, cuando un ejército patriota, liderado por el general Antonio José de Sucre, ascendió las laderas del volcán Pichincha para derrotar a las tropas realistas y liberar definitivamente a Quito del dominio español. A más de 3.000 metros de altura, entre lluvia, barrizales y una compleja geografía, se selló no solo una victoria militar, sino el nacimiento simbólico de la nación ecuatoriana.
Antecedentes históricos
La Batalla de Pichincha, librada el 24 de mayo de 1822, fue un enfrentamiento fundamental dentro de las Guerras de Independencia hispanoamericanas. Tuvo lugar en las exigentes laderas del volcán Pichincha, a más de 3.000 metros sobre el nivel del mar, en las inmediaciones de Quito.
El entonces general Antonio José de Sucre, al servicio de la causa libertadora del sur, diseñó una estrategia para avanzar hacia Quito desde Cuenca, aprovechando la geografía andina no solo para sorprender al enemigo, sino también para aclimatar a sus tropas a la guerra en altura.
Un ejército diverso por la libertad
El ejército patriota reunido por Sucre en 1822 estaba compuesto por aproximadamente 3.000 soldados, incluyendo veteranos de campañas anteriores, combatientes locales, tropas neogranadinas y venezolanas enviadas por Simón Bolívar, voluntarios británicos, irlandeses y franceses, e incluso algunos exsoldados realistas que se pasaron al bando patriota.
En Saraguro, las fuerzas de Sucre se unieron con los 1.600 soldados peruanos enviados por San Martín al mando del coronel Andrés de Santa Cruz.
La ruta hacia Quito y el despliegue final
La marcha comenzó el 18 de enero de 1822. Sucre logró tomar Cuenca sin disparar un solo tiro al superar en número a las fuerzas realistas. Luego avanzó hacia Riobamba, y desde allí hacia Latacunga, donde reorganizó sus tropas y recibió más refuerzos desde la Nueva Granada.
El comandante realista, el veterano Mariscal de campo Melchor Aymerich, de 68 años, posicionó sus tropas protegiendo los pasos estratégicos de montaña para impedir el avance patriota. Sin embargo, Sucre lo sorprendió tomando rutas paralelas no vigiladas, ascendiendo por las faldas del volcán Cotopaxi, en una brillante maniobra de inteligencia militar.
El combate en las laderas del Pichincha
La madrugada del 23 de mayo, los patriotas comenzaron el ascenso por las empinadas y húmedas laderas del volcán Pichincha. La lluvia nocturna convirtió los senderos en barrizales, haciendo extremadamente difícil la marcha. Al amanecer, las tropas apenas habían alcanzado la mitad del trayecto, a unos 3.500 metros de altitud, donde fueron descubiertas por los centinelas realistas.
El ejército patriota contaba con cerca de 3.000 soldados, mientras que las fuerzas realistas estaban formadas por aproximadamente 2.000 hombres.
Aymerich envió a sus soldados montaña arriba para enfrentar a los patriotas. El terreno era tan complicado que ambos ejércitos lucharon entre barrancos y matorrales, con escaso margen para maniobras militares.
El general Sucre ordenó la retirada táctica inicial y envió a sus tropas de reserva, el Batallón Paya, a atacar con bayonetas. Mientras tanto, la situación se volvía crítica: las municiones estaban protegidas por el Batallón Albión (británico), que aún no había llegado al frente.
Justo cuando los realistas contraatacaban con el poderoso Batallón Aragón, aparecieron los británicos, como si los hubiera mandado el cielo. Su llegada permitió a Sucre reorganizar el contraataque. Ordenó la entrada en batalla del Batallón Magdalena, y entre ambos lograron romper el frente enemigo.
Capitulan los realistas: nace la libertad
Hacia el mediodía del 24 de mayo, el ejército patriota proclamó la victoria en la cima del Pichincha. Los restos del ejército realista se refugiaron en el fortín de El Panecillo (en algunos documentos llamado “Mancillo”). Sucre, para evitar un asalto sangriento, envió un mensaje proponiendo la capitulación.
Aymerich, consciente de su derrota, aceptó. Así se evitó una masacre y se selló la liberación definitiva de Quito.
Bajas y consecuencias históricas
La batalla tuvo un costo importante en vidas humanas. Los patriotas sufrieron alrededor de 200 muertos y 140 heridos, mientras que las fuerzas realistas reportaron cerca de 400 muertos, 190 heridos y 1.260 prisioneros.
El triunfo aseguró la incorporación de Quito a la Gran Colombia, y Antonio José de Sucre fue ascendido a General de División y nombrado Intendente del Departamento de Quito. Se selló la independencia del actual Ecuador, y durante la batalla murió el joven teniente Abdón Calderón, convertido en mártir nacional.
Durante la celebración en Quito, Manuela Sáenz lanzó una corona de laureles a Bolívar desde su balcón, iniciando una legendaria historia de amor y compromiso político.
Homenajes y conmemoraciones contemporáneas
En honor a esta histórica batalla, se han erigido varios monumentos en Quito, incluyendo el Templo de la Patria y el Monumento a los Héroes Ignotos del Pichincha. Además, desde 2008, el 24 de mayo es la fecha establecida para la posesión oficial del Presidente y Vicepresidente del Ecuador, según la Constitución vigente.
Este año, la conmemoración de la Batalla de Pichincha coincide con la posesión del segundo mandato de Daniel Noboa como Presidente de la República del Ecuador. La ceremonia se llevará a cabo el sábado 24 de mayo de 2025, a las 11:00, en la Asamblea Nacional en Quito.
Durante este acto, también se posesionará la nueva Vicepresidenta de la República, María José Pinto, quien fue electa junto a Noboa en las elecciones de 2025.