Cada año, conforme se acerca el Día de los Difuntos, la colada morada se convierte en la gran protagonista de la temporada. Esta bebida tradicional, preparada con frutas, hierbas y especias, no solo es parte de una costumbre ancestral, sino que también impulsa el turismo gastronómico en distintas provincias del país. A ecuatorianos y visitantes les encanta disfrutarla en familia o entre amigos, ya sea en casa, en panaderías, restaurantes típicos o ferias locales. Degustar colada morada ya es sinónimo del inicio de noviembre.
Ingredientes llenos de historia y sabor
La colada morada se elabora con alrededor de 24 ingredientes que le dan su textura espesa, color profundo y aroma característico. Entre los principales se encuentran:
- Frutas: mortiño, mora, babaco, piña, fresa, guayaba y naranjilla.
- Harinas: harina morada y maicena.
- Hierbas y especias: canela, izhpingo, clavo de olor, pimienta dulce, sangoracha y hierbaluisa.

Aunque hoy se prepara con técnicas modernas, su origen ancestral se remonta a prácticas indígenas que incluían la fermentación de harinas en vasijas de barro y cocción en fogón de leña.
Una costumbre que une generaciones
Preparar o comprar colada morada se ha convertido en un ritual familiar. Muchas familias conservan recetas tradicionales que han pasado de generación en generación, mientras otras optan por probar nuevas versiones que ofrecen panaderías y emprendimientos locales.
En barrios, plazas y mercados, no falta la conversación sobre quién prepara “la mejor colada” o qué lugar tiene el sabor más auténtico. Este hábito, más allá de lo gastronómico, refleja la identidad de un país que celebra sus costumbres con orgullo.
Turismo y tradición en cada sorbo
La llegada de esta temporada también impulsa el turismo interno. Locales y visitantes recorren distintas ciudades para probar la colada morada en ferias gastronómicas, festivales y restaurantes típicos.
Quito, Cuenca, Ambato y Otavalo son algunos de los destinos más visitados por quienes buscan vivir la experiencia completa: el olor a frutas cocinándose, la bebida servida caliente o fría y, por supuesto, las infaltables guaguas de pan, que complementan esta tradición tan ecuatoriana.
Patrimonio vivo en la mesa
La colada morada no solo destaca por su sabor. Su riqueza cultural la ha convertido en parte del patrimonio inmaterial del país. Cada sorbo cuenta una historia que une el pasado ancestral con el presente, mostrando cómo una receta tradicional se mantiene viva y vigente a lo largo del tiempo.